miércoles, 26 de septiembre de 2012

La violencia intrafamiliar

Violencia Intrafamiliar
La Violencia Intrafamiliar es un tema que todos los días aborda las casas de las familias, esto se ha visto ya desde tiempos remotos cuando la gente en tiempos antiguos castigaba a sus hijos brutalmente, pero ahora los padres abusan de sus hijos por cualquier cosa por un cigarro mal comprado, porque sus jefes los han corrido del trabajo, por cualquier cosa que les pase en sus trabajos calles etc.
Particularmente los adolescentes sufren, se vuelven tristes y agresivos, no pueden asumir responsabilidad dentro de la familia o en la escuela, dejan de ser respetuosos y se refugian en amistades que asumen conductas viciosas.
Estas conductas viciosas son el alcohol, las drogas etc. Cuando estos caen en el vicio más y mas es cuando el problema con sus familias llega al clímax absoluto, incluso pueden llegar a ocasionarse riñas en la familia entre padre e hijo, por lo que después ocurren los divorcios y es cuando los hijos sufren más sin su padre o madre a su lado.
Como sociedad no podemos ver con indiferencia e irresponsabilidad los casos de violencia intrafamiliar. Estos casos no son simplemente cifras de hechos, de “sucesos sociales” se tratan de seres humanos como nosotros, que han llegado a situaciones tormentosas y desesperantes de vida   y muerte, estos actos son claros indicadores y evidencias del tipo de sociedad en que vivimos, por supuesto, no tratamos de eximir los grados de responsabilidad, que haya en la mayor parte de los casos, la cuestión es hasta donde sea “culpabilidad” es también provocada por las condiciones de vida.
Como es el caso de un amigo que su padre fue despedido del trabajo, entonces el padre por la frustración del despido, se llego a desquitar con su familia, gritándoles, insultando incluso golpeándolos.
La violencia se genera por los problemas sociales, debemos condenar la violencia cometida en los hogares, ya que la violencia no solo son golpes, sino los insultos, gritos, castigos excesivos, que te hagan sentir...

lunes, 3 de septiembre de 2012

Enrique

Es un poeta chileno de la generación del cincuenta, que sospecha de la pérdida de fundamento de la existencia y de la palabra de su tiempo. Nació en Santiago de Chile en 1929. Estudió en el Saint George, en el Colegio Alemán y en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Colaboró en la Revista de Arte, Anales de la Universidad de Chile, Pro Arte, Cormorán,Cauce, Apsi, Plan, además de escribir en los diarios El Siglo, Las Ultimas Noticias y La Epoca, entre otros. Fundó la revista literaria Cormorán, que tuvo nueve números, y Manuscritos, que tuvo uno. Fue locutor en radios capitalinas y dibujante en El Diario Ilustrado. Trabajó en la Corporación de Fomento CORFO) y fue Profesor del Departamento Humanístico de la Universidad de Chile. En 1965 viajó a Europa mediante una beca de museología de la UNESCO. Residió un tiempo en París. Luego en Cuba. Obtuvo algunos premios entre los que sobresalen el Premio Municipal de Poesía 1970 por su obra La musiquilla de las pobres esferas. Además el Premio Casa de las Américas de Cuba (1966) y el de Extremo Sur. Falleció en 1988.   EL ESCRITOR Enrique Lihn fue un prolífico escritor. Editó más de 36 libros en su trayectoria literaria. La poesía, el ensayo y la crítica interpretativa fueron los campos donde irradió la luz de su evidente inteligencia y cultura. No es autor popular y más bien habría que decir que es desconocido mayoritariamente por el común de las personas que invaden los territorios de las letras. Esta circunstancia se debe, entre otras cosas, por su decidida postura política, a la izquierda de las tendencias; a una actitud confrontacional con su época y porque su trabajo artístico no se presta fácilmente para la comprensión del común, salvo, claro está, para el círculo de amigos escritores que sí valorizan su gestión y alaban su aguda inteligencia y vasta cultura. No es escritor de masas, al modo de los poetas populares de Chile. Por ello, quizás, no se traiga con relativa rapidez a la memoria. Sus interpretaciones críticas son trabajos exhaustivos, con gran profundidad, donde muestra con claridad su conocimiento, buscando la trascendencia de los contenidos, aunque se perjudican cuando entromete el matiz polìtico en el afán literario. El estilo, importante a la hora de provocar interés, es justo, preciso, con algun tono academicista, sin buscar la adhesión del lector. Sobresalen, sin duda, sus interpretaciones de la obra de Nicanor Parra, Oscar Hahn, Vicente Huidobro, Juan Luis Martinez, Manuel Silva. Especialmente acertado y profundo resultó su análisis de la tarea parriana. En general, su visión sobre la poética chilena, en cuando a los vanguardistas, es fructífera, cabal. y erudita. Su poesía - no accesible a la mayoría - con algunas excepciones, nos habla de un espíritu lúcido, profundo y original. También se adentró en los parajes de la dramaturgia y la novela, además de lo expresado anteriormente: cuento, poesía y crítica. En síntesis, no abundan los trabajos en torno a la tarea literaria de Enrique Lihn. Y ello como consecuencia de su original forma de laborar en la arena literaria unido a una personalidad de por sí dificil de coger. Súmese además, su carácter confrontacional, cuyos afilados estiletes provocaron más de alguna herida, y su decidida postura ideológica. Por ello quizás no estuvo entre los candidatos al Premio Nacional de Literatura, máximo galardón literario de Chile y por eso, asimismo, su obra, no ha sido recogida y analizada con la atención que, en definitiva, merece. Póstumamente, en 1997, se publicó una antología realizada por Germán Marìn, El Circo en LLamas, donde se realzan las virtudes literarias de Enrique Lihn y contribuye, de algun modo, a extender el conocimiento sobre su quehacer artístico.   LIBROS PUBLICADOS
  • Nada se escurre, poesía, 1950
  • Introducción a la poesía de Nicanor Parra, 1952
  • Poemas de este tiempo y de otro, poesía, 1955
  • Pedro Luna, biografía y ensayo. 1959
  • La pieza oscura, poesía,1963
  • Agua de Arroz, cuentos, 1964
  • Poesía de paso, poesía, 1966
  • Escrito en Cuba, poesía, 1969
  • La musiquilla de las esferas pobres, poesía 1969
  • La cultura en la vía chilena al socialismo, ensayo, 1971
  • Algunos poemas, 1972
  • Diez cuentos de bandidos, cuentos, 1972
  • Batman en Chile, novela, 1973
  • Por fuerza mayor, poesía, 1974
  • La orquesta de cristal, 1976
  • París, situación irregular, poesía, 1977
  • Lihn y Pompier, monólogo en verso, 1978
  • El arte de la palabra, novela, 1978
  • A partir de Manhattan, poesía, 1979
  • Noticias del extranjero, poesía, 1981
  • Poesía al azar, 1981
  • Estación de los desamparados, 1982
  • Poetas, voladores de luces, 1982
  • Al bello aparecer de este lucero, poesía, 1983
  • El Paseo Ahumada, poesía, 1983
  • Sobre el estructuralismo de Ignacio Valente, ensayo, 1983
  • Pena de extrañamiento, poesìa, 1986
  • Mester de juglarìa, poesìa, 1987
  • Señales de ruta de Juan Luis Martìnez, crítica e interpretaciòn. 1987
  • Eugenio Téllez. crítica e interpretaciòn, 1988
  • Albun de toda especie, poesía, 1989
  • Asedios a Oscar Hahn, historia y crítica, 1989
  • Diario de muerte, poesìa, 1989
  • La república independiente de Miranda, 1989
  • Por qué escribí, antologìa, 1995
  • El circo en llamas, antologìa, 1997.
Uno de sus mas grandes poemas es:

LA PIEZA OSCURA
La mixtura del aire en la pieza oscura, como si el cielorraso hubiera amenazado
una vaga llovizna sangrienta.
De ese licor inhalamos, la nariz sucia, símbolo de inocencia y de precocidad
juntos para reanudar nuestra lucha en secreto, por no sabiamos no ignorábamos qué causa;
juegos de manos y de pies, dos veces villanos, pero igualmente dulces
que una primera pérdida de sangre vengada a dientes y uñas o, para una muchacha
dulces como una primera efusión de su sangre.

Y así empezó a girar la vieja rueda -símbolo de la vida- la rueda que se atasca como si no volara,
entre una y otra generación, en un abrir de ojos brillantes y un cerrar de ojos opacos
con un imperceptible sonido musgoso.
Centrándose en su eje, a imitación de los niños que rodábamos de dos en dos, con las orejas rojas
-símbolos del pudor que saborea su ofensa- rabiosamente tiernos, la rueda dio unas vueltas en falso como en una edad anterior a la invención de la rueda
en el sentido de las manecillas del reloj y en su contrasentido.
Por un momento reinó la confusión en el tiempo. Y yo mordí largamente en el cuello a mi prima Isabel,
en un abrir y cerrar del ojo del que todo lo ve, como en una edad anterior al pecado
pues simulábamos luchar en la creencia de que esto hacíamos; creencia rayana en la fe como el juego en la verdad
y los hechos se aventuraban apenas a desmentirnos
con las orejas rojas.

Dejamos de girar por el suelo, mi primo Angel vencedor de Paulina, mi hermana; yo de Isabel, envueltas ambas
ninfas en un capullo de frazadas que las hacía estornudar -olor a naftalina en la pelusa del fruto-.
Esas eran nuestras armas victoriosas y las suyas vencidas confundiendose unas con otras a modo de nidos como celdas, de celdas como abrazos, de abrazos como grillos en los pies y en las manos.
Dejamos de girar con una rara sensación de vergüenza, sin conseguir formularnos otro reproche
que el de haber postulado a un éxito tan fácil.
La rueda daba ya unas vueltas perfectas, como en la época de su aparición en el mito, como en su edad de madera recién carpintereada
con un ruido de canto de gorriones medievales;
el tiempo volaba en la buena dirección. Se lo podía oír avanzar hacia nosotros
mucho más rápido que el reloj del comedor cuyo tic-tac se enardecía por romper tanto silencio.
El tiempo volaba como para arrollarnos con un ruido de aguas espumosas más rápidas en la proximidad de la rueda del molino, con alas de gorriones -símbolos del salvaje orden libre- con todo él por único objeto desbordante
y la vida -símbolo de la rueda- se adelantaba a pasar tempestuosamente haciendo girar la rueda a velocidad acelerada, como en una molienda de tiempo, tempestuosa.
Yo solté a mi cautiva y caí de rodillas, como si hubiera envejecido de golpe, presa de dulce, de empalagoso pánico
como si hubiera conocido, más allá del amor en la flor de su edad, la crueldad del corazón en el fruto del amor, la corrupción del fruto y luego... el carozo sangriento, afiebrado y seco.

¿Qué será de los niños que fuimos? Alguien se precipitó a encender la luz, más rápido que el pensamiento de las personas mayores.
Se nos buscaba ya en el interior de la casa, en las inmediaciones del molino: la pieza oscura como el claro de un bosque.
Pero siempre hubo tiempo para ganárselo a los sempiternos cazadores de niños. Cuando ellos entraron al comedor, allí estábamos los ángeles sentados a la mesa
ojeando nuestras revistas ilustradas -los hombres a un extremo, las mujeres al otro-
en un orden perfecto, anterior a la sangre.

En el contrasentido de las manecillas del reloj se desatascó la rueda antes de girar y ni siquiera nosotros pudimos encontrarnos a la vuelta del vértigo, cuando entramos en el tiempo
como en aguas mansas, serenamente veloces;
en ellas nos dispersamos para siempre, al igual que los restos de un mismo naufragio.
Pero una parte de mí no ha girado a compás de la rueda, a favor de la corriente.
Nada es bastante real para un fantasma. Soy en parte ese niño que cae de rodillas
dulcemente abrumado de imposibles presagios
y no he cumplido aún toda mi edad
ni llegaré a cumplirla como él
de una sola vez y para siempre.

Enrique Lihn.
I Construcción rítmica oscura y agobiante, mezcla limítrofe de erotismo y existencialismo en la construcción de sentido:
El poema La Pieza Oscura, de Enrique Lihn, fue publicado el año 1963 en Santiago, Chile. A pesar de ser el poema homónimo de su tercer libro, poemario que se destaca entre la obra poética de Lihn (es el que posee más textos que han sido antologados) y que el propio autor lo reconoce como su gran primer libro(1), debido a que es el único que apunta a una unidad temática digna de un poemario de alta voz. La obra no recibió una acogida que respondiera al recibo total de la propuesta que reunía esta magna obra, es más, el libro pasó casi inadvertido, salvo por las lecturas atentas de algunos cercanos(2). A pesar de que la crítica de ese entonces no descubriera la calidad de aquellos poemas, en la actualidad ha sido revalorada y ha soportado de buena manera el paso del tiempo que amenazaba en extinguirla, reeditándose dos veces (1984 en Madrid, con prólogo de Waldo Rojas; 2005 en Santiago de Chile, con prólogo de Kurt Folch) y situándose como uno de los poemas más trascendentes del siglo XX en la poesía chilena.